Quien fue Doña Urraca de Zamora y quién no fue
¿Castellana, leonesa o lo mismo nos da?
Hace ya algunos años ilustré el cuento-histórico “Urraca y el Gran Secreto”, de Ana Rodríguez. Este proyecto me permitió conocer bastante a un personaje célebre de la villa de Zamora, y del Reino de León. No soy ningún experto, pero tuve que documentarme bastante sobre este personaje.
Hoy escribo esto, porque si de algo nos caracterizamos los ciudadanos de Castilla y León es de desconocer por completo nuestro pasado. Tanto, como para que en las antiguas provincias leonesas de Salamanca, Zamora y León a menudo se nombren reyes e infantas como “castellanas” cuando en realidad no lo eran y nos dé a todos igual.
Doña Urraca de Zamora, protagonista histórica indirecta del reportaje sobre Zamora de TVE “Un País Mágico” otra vez, por enésima, se nombraba a Doña Urraca como infanta castellana en un medio nacional. O autonómico: “Castellano-leonesa”. La misma Urraca, que, fiel al reino leonés y teniendo la villa asediada mandó matar a su hermano Sancho de Castilla, a manos de Vellido Dolfos. De ser Doña Urraca un personaje tan castellano, a lo mejor Zamora no habría sido asediada por las tropas castellanas. Paradojas de la historia desdibujada.
Es más que evidente, que León y Castilla, además de un marco autonóminco comparten historia, un gran valle como es el del Duero, y culturalmente son pueblos hermanos. Por eso, por ser pueblos hermanos, es injusta la obsesión por castellanizar lo leonés con ánimo de suprimirlo, de desdibujar la historia y de fabricar a demanda un pasado que no fue tal. También es evidente que de no haber habido un decretazo desde Madrid en 1983 y se hubiera dejado libertad a las dos regiones, la Castellana y la Leonesa, quizá hoy unos no tendríamos una historia tan desdibujada, ni otros una historia tan acaparadora.
Al Cesar lo que es del Cesar, y Doña Urraca, señora de Zamora, fue y es infanta leonesa. Defendió en 1072 un León separado de Castilla y no un León subordinado a ella, hoy se revolvería en su tumba si escuchase las erratas históricas (…y si el ejército naopleónico no hubiera entrado a revolver las tumbas de los antiguos reyes en 1802).
Yo sí te creo, Urraca.